¿Qué es «cantar la correspondencia»?
Artículo, 10 de enero de 2022
Cuando una carta se envía a un destinatario desconocido, la administración postal tiene la obligación de hacer lo posible por identificar al mismo, y en caso contrario, devolverla a su remitente. En muchas ocasiones, con el paso del tiempo, nos hemos encontrado en nuestros buzones con cartas devueltas por no haber encontrado Correos al destinatario, con las correspondientes anotaciones sobre la causa de la devolución, así como con la identificación del funcionario que con gran diligencia la ha tramitado y su firma.
Pero hubo un tiempo en que las cartas, cuando se desconocía su destinatario, eran entregadas al «Cartero Mayor» en la denominada «mesa nacional«, intentando este localizar al mismo de una manera muy peculiar y a la vez práctica. La carta era «cantada» para comprobar si alguno de los carteros de la sala conocía al destinatario de esta, cantando este último a su vez, en caso afirmativo, «Mía«.
Si no se lograba identificarlo, sufría el inexorable destino de la devolución al remitente, que difícilmente se podría hacer en nuestro caso ya que el documento es una postal y al ser devuelta a la estafeta de origen debería ser reclamada por el remitente, que como en nuestro caso, también era desconocido ya que estos documentos no llevan espacio para el mismo.
Así que esto es «cantar la correspondencia«, y presentamos un magnífico ejemplo que ilustra el hecho.
Hemos de recordar que la cuestión viene de lejos en Canarias, siendo un asunto no exento de polémica en algunos casos, y así en una disputa periodística por una controversia surgida con un personaje de la época, ya se publicaba en el Diario de Tenerife el 11 de abril de 1890, que …» hace ya tiempo—quizás dos meses—que entre las cartas detenidas en la Administración principal de correos de esta Capital, por ser desconocido su destinatario, o por otras causas, y cuya lista acostumbrarnos nosotros a publicar diariamente, hemos visto alguna dirigida a su nombre, y que solo él pudo retirar de aquella oficina.» (sic), por cierto, ya hablaremos en otra ocasión sobre esas listas publicadas de correspondencia detenida.
Recordemos también, el inicio de un cariñoso artículo firmado por «Gaytán» titulado «Destinatario desconocido» publicado en el Eco de Canarias – Las Palmas de Gran Canaria – el martes 16 de junio de 1970, en el que afirmaba el autor lo siguiente: « Alguna carta me han devuelto en mi vida, por razones obvias: señas incompletas, falta de datos, error en la dirección, etc. Pero eran misivas corrientes, normales, cotidianas. Sin mayor importancia. Tengo entendido que aquí, en Madrid, funciona un departamento especial en Correos, que trata de aclarar los datos equivocados, añadir lo que falta, identificar destinatarios, incluso a través de un dibujo, de una fotografía, del simple nombre de pila, de un jeroglifico. A veces se ha publicado alguno de sus éxitos dignos de servir como tema para un virtuosista ejercicio policiaco de Poirot.»…. (sic)
Cumplimos así una vez más, con este pequeño artículo, con la divulgación de conceptos postales y con parte de nuestra historia.