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Difusión de filatelia, numismática y otros coleccionismos

El ciego de La Aldea

Día 13 de julio de 2023
Por el Dr. D. Rafael Llanos Penedo, miembro de la Agrupación Filatélica y Numismática de Tenerife, sección Cartofílica.

La postal

Anverso de la postal -D. Jerónimo Llarena Rodríguez y Dña. María Epimia García Saavedra-

Anverso de la postal coloreada, titulada “Tipos Canarios – Las Palmas”. Vemos una pareja de ancianos, los dos muy bien vestidos, los dos con sombreros, la mujer con mantilla que le cubre desde la cabeza hasta medio cuerpo, un vestido rojo y un delantal a rayas blanco y azul.

Llama la atención el cordel que tiene atado a la muñeca izquierda del que se agarra el hombre y ella pone su mano derecha encima de la de él.

El caballero lleva un traje marrón y un saco o talega colgando del hombro derecho. Lleva, también, un gran palo en su mano derecha.

Reverso de la postal

Reverso de la postal, con editor: Rodríguez Bros. Puerto de La Luz. Dividido en dos, luego posterior a 1905, sin circular.


Esta postal la publique en Fotos Antiguas de Tenerife. Mi sorpresa fue mayúscula cuando me escribe una persona diciéndome que es el tataranieto del hombre, que se llamaba Jerónimo LLarena Rodríguez y la mujer, era su segunda esposa.


Esto es lo que me escribió:

Foto de los años 1880. D Jerónimo Llarena Rodríguez, de La Aldea de San Nicolás, abuelo de mi abuela materna, Jacinta Rodríguez Llarena, está con su segunda esposa, María Epimenia García Saavedra, con la que no tuvo descendencia; lo lleva atado con una soga para guiarlo al quedar ciego.

Un fotógrafo inglés hizo la foto en un estudio en la calle Triana en Las Palmas de Gran Canaria, e hizo postales. Un aldeano mandó la postal a la novia, del barrio de El Hoyo, en La Aldea de San Nicolas, foto coloreada. La madre de la novia reconoció al abuelo de mi abuela, nos restó la postal y se hicieron copias para la familia.

La historia de Jerónimo.

D. Jerónimo Llarena Rodríguez se casó, por primera vez con Doña Marta Segura Carvajal. Era un matrimonio de agricultores en Cueva Bermeja (Cuermeja), en La Aldea de San Nicolás, pero recogían orchilla para tener más recursos, un liquen del que se obtenía el color púrpura para teñir telas. Tuvieron una hija única, Prudencia Llarena Segura, adoptada por una tía y que se casó con D. José Rodríguez Segura, mi bisabuelo.

La muerte de Marta Segura Carvajal.

Caleta del Peñón Bermejo – Macizo Guguy -La Aldea – Gran Canaria

Recogían orchilla en los acantilados del Macizo de Guguy y Marta se desriscó en Peñón Bermejo. El Amanecer del 28 de enero de 1876, Marta segura Carvajal, de 41 años, fue con otras cuatro mujeres a recolectar orchilla a los acantilados de la zona, cuando un escalón de piedras sobre el que se estaba impulsando se derrumbó y, sin poder evitarlo, se precipitó al vacío. Las compañeras regresaron al pueblo a paso ligero y en silencio. El hermano de Marta, al verlas acercarse desde lejos, contó solo cuatro figuras, y según relatan sus descendientes, comenzó a repetir: “falta una… falta una, ¡y es mi hermana!”

La Gomera, recolectando orchilla -por Alfred Diston

Los restos de Marta “cabían en un delantal” de tan violento accidente, relatan los vecinos. Se cree que primero cayó unos 200 metros y que luego, continuó rodando por el acantilado otros 500. Hubo que enterrarla allí mismo. Cuando otro orchillero halló el escalón de piedras que provocó el accidente, pensó en arreglarlo, pero luego recapacitó, “por si acaso… para que se mate otro, que se quede como está”

Tras la muerte de Marta, su hija Prudencia Llarena Segura formó un nuevo hogar con José Rodríguez Martín y tuvieron 6 hijos: Félix, Feliciana, Jacinta, Vicente, Dominga y María. Solo Jacinta y Feliciana tuvieron descendencia. La familia de Feliciana es conocida como los Diaz Rodríguez y la familia de Jacinta que se casó con Juan Medina Saavedra, Juanito el de las higuerillas, que terminó siendo Juanito “siguerillas”, por lo que se conoce a todos por los siguerillas.

Se casa por segunda vez.

D. Jerónimo se fue con unos parientes a Arucas, trabajó en la cantera de piedra y se casó de nuevo con Doña María Espinosa, de San Felipe, pero no tuvieron más descendencia. Se quedó ciego por accidente laboral y por glaucoma. Al no haber Seguridad Social ni cobertura económica de ningún tipo, tuvo que dedicarse a mendigar, iban juntos por Triana y Vegueta a pedir. María Epimenia lo lleva amarrado con una cuerda para guiarlo, en el saco que lleva echaba lo que le daban: frutas, pan, gofio, legumbres etc.

Unas notas sobre la causa de este triste desenlace. La Orchilla.

Orchilla es el nombre popular de varias especies de líquenes pertenecientes al género Roccella, que son bastante comunes en barrancos y acantilados costeros de nuestras islas. Estos líquenes contienen sustancias con propiedades tintóreas, como el ácido lecanórico y la eritrina, capaces de teñir fibras de origen animal (seda, lana), pero no las de procedencia vegetal (algodón). Para obtener el tinte, es necesario tratar la orchilla con amoniaco, que antiguamente se conseguía a partir de orines descompuestos, una operación que los tintoreros solían ocultar a sus clientes.

Antes de la conquista de Canarias, la orchilla ya era objeto de comercio entre los navegantes que llegaban a las Islas y los aborígenes canarios, porque se trataba de un producto muy cotizado en los mercados europeos. A comienzos del siglo XV, Jean de Bethencourt, líder de la conquista normanda, se adjudicó el monopolio del preciado liquen, y posteriormente lo hicieron los Reyes Católicos, cuando concluyó la conquista de Tenerife, en 1496. La exportación de orchilla representó una importante fuente de ingresos para Canarias, pero fue perdiendo interés al irse agotando las comunidades liquénicas, que tardan muchos años en regenerarse, si bien en algunas islas su comercio pervivió de forma marginal hasta finales del siglo XIX.

El oficio de orchillero era muy peligroso ya que debía colgarse de riscos y acantilados para alcanzar las mejores colonias de líquenes, y muchos lo pagaron con la muerte. Toda la orchilla recolectada en Canarias se enviaba al puerto de Santa Cruz de Tenerife, pues se trataba de un producto estancado, esto es, su comercio era monopolio de la Real Hacienda, que facilitaba a los orchilleros cuerdas, sacos y las herramientas necesarias para su recolección. Antes de exportarla a los mercados españoles y europeos, se limpiaba de restos vegetales con los que solía falsificarse para aumentar el peso, una labor que se reservaba a las mujeres. En los momentos de mayor producción llegaron a exportarse unas 75 toneladas anuales, y un tercio de los beneficios iba a parar a la Real Hacienda, que también se cobraba el coste de las cuerdas, sacos y herramientas que había entregado a los orchilleros.

El autor del dibujo del Orchillero en La Gomera y breve reseña biográfica. Alfred Diston.

Alfred Diston (1793-1861), por Elizabeth Heavy Murray

Alfred Diston (Lowestoft, condado de Suffolk, Inglaterra, 8 de febrero de 1793 – Puerto de la Orotava, Tenerife, 2 de abril de 1861) fue un comerciante y polígrafo británico establecido en el Puerto de La Orotava (hoy Puerto de la Cruz) entre 1810 y 1861.

Sus manuscritos ilustrados, sus cuadernos de notas y sus acuarelas y dibujos representan una valiosa fuente documental para conocer numerosos aspectos de la sociedad y del medio natural de Tenerife, y del resto de Islas Canarias, durante la primera mitad del siglo XIX.​

Su importancia para la cultura de Canarias radica en sus aportaciones a una gran variedad de disciplinas, siendo especialmente relevantes las relacionadas con el conocimiento de los trajes tradicionales de Canarias y el de las costumbres canarias de su tiempo.

No menos trascendental fue su protagonismo en la introducción en las Islas Canarias de la variedad de plátano conocido como plátano Cavendish, alguno de cuyos cultivares se engloban hoy en la denominación de «Plátano de Canarias». La expansión de su cultivo por las islas y su exportación a Inglaterra a partir de 1870-1878 2​ supuso un enorme impacto en la economía de Canarias durante más de cien años, hasta la consolidación del turismo de masas.

3 thoughts on “El ciego de La Aldea

  1. Un artículo cargado de historia y de nuestros personajes canarios. Independientemente de su origen o procedencia.

    Muchas veces una simple postal encierra una crónica dramática que canarias colección inmortaliza para sus lectores.

    Gracias a un familiar, Rafael, una vez más, traslada hechos pasados mediante imágenes de sus archivos a nuestro conocimiento colectivo, vivencias que se hubiesen perdido. Y este es un ejemplo.

    Mil gracias amigo.

  2. Impresionante e interesante relato. Qué poquito sabemos de nuestros ancestros. Gracias por compartirlo. Hoy sé más.

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